Cuántas cosas que pasan en un fin de semana: cosas que terminan y que empiezan a la vez, caminos andados que finalizan y caminos nuevos que se abren, nuevas metas a cumplir, nuevas responsabilidades y objetivos, cambios y continuidades y podría seguir sin parar.
Todo un año de preparación que se resumieron en cinco hermosos y profundos minutos en los cuales rearfimé mi compromiso de vivir en el camino de Jesús, ayudando a los demás, siguiendo su ejemplo y brindando amor a todos, sin importar nada.
Todo un año de preparación para poder entender que la base de todo es el AMOR, que sin él no hay absolutamente nada, no existe absolutamente nada y no puede formarse absolutamente nada.
Todo un año para comprender que Dios está en TODOS lados, en el camino de las personas comunes, en todas partes y en todo lugar, en cada sonrisa, en cada gesto, en cada palabra, en cada abrazo, en cada alegría, en cada amanecer, en cada mirada y en cada generosa actitud.
Este año me marcó, para siempre. Gracias a todos los que estuvieron presentes y van a seguir estándolo. Agradezco con el alma a todo el grupo de Confirmación, a todos los catequistas, a MIS catequistas, al mejor padrino que pude haber tenido jamás (y seguiré teniendo toda mi vida), a la bendita iniciativa que tuve para ir a “ver qué onda”, a todo.
“A su tiempo todo lo comprenderás” y respecto a esto, sí, finalmente lo comprendí.
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