domingo, 28 de noviembre de 2010

Cuántas cosas que pasan en un fin de semana: cosas que terminan y que empiezan a la vez, caminos andados que finalizan y caminos nuevos que se abren, nuevas metas a cumplir, nuevas responsabilidades y objetivos, cambios y continuidades y podría seguir sin parar.
La felicidad PLENA y PURA que vivencié el sábado 27 de Noviembre no me la saca nadie. No sólo se reflejaba en la sonrisa con la que acompañé todo el día, sino también en mi corazón. Me sentía completamente en otra realidad, en otro mundo, elevada, muy, muy alto y demasiado cerca del objetivo de toda la vida de una persona: ser feliz.
Todo un año de preparación que se resumieron en cinco hermosos y profundos minutos en los cuales rearfimé mi compromiso de vivir en el camino de Jesús, ayudando a los demás, siguiendo su ejemplo y brindando amor a todos, sin importar nada.
Todo un año de preparación para poder entender que la base de todo es el AMOR, que sin él no hay absolutamente nada, no existe absolutamente nada y no puede formarse absolutamente nada.
Todo un año para comprender que Dios está en TODOS lados, en el camino de las personas comunes, en todas partes y en todo lugar, en cada sonrisa, en cada gesto, en cada palabra, en cada abrazo, en cada alegría, en cada amanecer, en cada mirada y en cada generosa actitud.
Este año me marcó, para siempre. Gracias a todos los que estuvieron presentes y van a seguir estándolo.  Agradezco con el alma a todo el grupo de Confirmación, a todos los catequistas, a MIS catequistas, al mejor padrino que pude haber tenido jamás (y seguiré teniendo toda mi vida), a la bendita iniciativa que tuve para ir a “ver qué onda”, a todo.
“A su tiempo todo lo comprenderás” y respecto a esto, sí, finalmente lo comprendí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario